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RESEÑA HISTORICA DEL COLEGIO ADVENTISTA DEL TITICACA |
LA INDEPENDENCIA PERUANA: Las jornadas de Junín y Ayacucho sellaron la libertad y la independencia de la América, y en el Perú se cantó el Himno Nacional “Somos libres, seámoslo siempre”. Pero no todos los peruanos cantaron sino una parte minoritaria, los desheredados e indeseables indios quedaron esclavos de los mismos compatriotas, los criollos y mestizos; aquellos fueron los perros que lamían los platos comidos por el patrón y cascaban los huesos dejados por éste.
Después de cuatrocientos años de esclavitud, aquella raza pétrea, forjadora de una cultura maravillosa, admirable y gloriosa, allá, en los años de 1900, el pueblo andino, no era otra cosa sino “seres embrutecidos, miserables reductos humanos” que vivían en los pliegues de los Andes en estado semisalvaje. ¡Oh, dónde está su poderío, su grandeza, su gloria! Todos los indios eran ciegos, ignorantes, sordos, mudos, sucios, todo indeseables; pero los patrones y los verdugos no tenían asco de comer y beber la sangre el sudor de estos parias de la sociedad peruana.
“TEMPESTAD EN LOS ANDES” El altísimo Dios se acordó del indio peruano y envió a sus siervos con el Hijo, Cristo, en el corazón; esos siervos de Dios fueron Fernando Stahl, el apóstol de los aymaras, y Pedro Kalbermatter, el apóstol de los quechuas. La llegada de estos hombres cristianos fue la “Tempestad en los Andes” que removió los mismos cimientos del dominio de los demonios que se habían apoderado de los Andes del Perú. Especialmente el Altiplano era el imperio de las tinieblas, supersticiones y maldades profundamente arraigadas en el corazón de los patrones e indios. Satanás se levantó para defender sus dominios, sus secuaces persiguieron de muerte a los siervos de Dios quienes trajeron la antorcha del Evangelio para guiar al camino de la Salvación a los patrones y a los esclavos.
He ahí, el indio contempla al hombre blanco con su esposa, ve que se acerca y le dice ¡hermano! Y le alarga la mano y le dice nuevamente ¡hermano! En el horizonte del Altiplano despunto el SOL DE JUSTICIA (Cristo). Fernando Stahl promete poner la luz divina: una Escuela en Platería. El indio que tiene el olfato felino huele el amor genuino que fluye del corazón del pregonero de su redención y le abre, sin recelos, su corazón, diciéndole, también, ¡hermano! Así el amor engendra amor y la confianza despierta confianza.
ESCUELAS ADVENTISTAS: Una vez fundada la primera Escuela Adventista en Platería, sito a los 40 kms. De la ciudad de Puno, se establecen otras en todos los alrededores del Lago legendario. Aun en parajes más apartados, la gente indígena despierta, considera y clama por escuelas. Pronto comisiones de nativos se dirigen a la sede de la Misión Adventista de Puno en demanda de escuelas y maestros adventistas. Los enemigos ven peligroso que el indio aprenda a leer y escribir, pues, entre ellos existe la consigna de “que al indio que sabe leer hay que sacarle los ojos”. Solamente un ejemplo. El indio Apolinario Ccallohuanca de Pacastiti, del distrito de Asillo y de la provincia de Azángaro, estuvo esperando durante tres meses la autorización para abrir una escuela en su lugar. Al fin hambriento y lleno de piojos se presentó ante el Inspector de Educación de Azángaro y le dijo: He aquí le he esperado durante tres meses, como usted me ve. El Inspector cuando se fijó en la triste figura del indígena se asustó y le manifestó que los señores vecinos no querían.
Fernando Sthal y su esposa, cual Manco Cápac y Mama Occllo de la leyenda, aparecieron en las orillas del Lago sagrado de los Incas, enviados por el verdadero Dios, Creador de los cielos y de la tierra, trayendo el mensaje de la redención y la civilización para un pueblo asentado en tinieblas”. De 1911 a 1921, sólo en diez años todo el derredor del Lago Titicaca estuvo sembrado de escuelas adventistas. Pero faltaban maestros. Los misioneros de Dios ven la necesidad de establecer una Escuela Normal.
COLEGIO ADVENTISTA DEL TITICACA. La Junta Administrativa de la Misión Adventista con sede en Puno, buscó un lugar adecuado para levantar un centro de educación magisterial habiendo encontrado el fundo denominado CHULLUNQUIANI. El Presidente de la Misión de entonces, pastor E. M. Wilcox compró dicho fundo de su propietario el señor Briceño, vecino de Juliaca, por la cantidad de veinte mil soles, en mayo de 1922.
Inmediatamente los misioneros adventistas solicitaron la colaboración de la hermandad campesina que respondió entusiasta y generosamente, con sus esfuerzos personales y sus escasos recursos económicos. Muchos donaron sus ovejitas y vaquitas para ayudar a la obra de la educación. Desde una semana de viaje a pie concurrieron decenas de indígenas, por turno, a Chullunquiani, para construir el local escolar. Algunos sobrevivientes de aquella monumental faena cuentan cómo fabricaron millares de adobes, del cargueo de piedras, maderas, calaminas, etc.
Después de un año de intenso trabajo, bajo la dirección del misionero adventista don Archi. F. Fields, estuvo casi listo el nuevo local escolar del Colegio de Dios para los hijos del sol.
INICIACION DE LAS LABORES ESCOLARES. En el mes de diciembre de 1923 se realizó la primera Escuela de Varones para Maestros Adventistas que duró 4 meses con una asistencia de 87 personas, 76 varones y 11 mujeres. En la segunda Escuela de Verano de 1924 concurrieron 138 maestros, de los cuales 119 eran varones y 19 mujeres. De esta manera crecía la cantidad de alumnos-maestros en los siguientes años, llevándose a cabo dos ciclos: Una Escuela de Verano y otra de Invierno.
La enseñanza en dichas clases consistía en impartir conocimientos de cultura general correspondientes a los grados superiores de Educación Primaria, ya que muchos de aquellos maestros contaban sólo con instrucción elemental. Al mismo tiempo se inculcaban en ellos nociones pedagógicas y metodológicas que los capacitaran para dirigir escuelas.
En el medio indígena existía la siguiente apreciación de la mujer: “Para qué educar a la mujer; para que atice el fuego y caliente la cama está bien como está”. Pero el sistema educativo adventista conforme al Plan de Dios, predica la educación de ambos sexos. De ahí que en nuestros colegios se practica la coeducación. Así llegó la reivindicación de la mujer y hoy las niñas se educan igual que los varones.
EL COLEGIO DE DIOS CONTRA VIENTOS Y MAREAS: El Colegio Normal TITICACA siguió hasta 1928, año en que el Consejo Nacional dio la primera Licencia Nº 282, el 16 de marzo del mismo año; pero los enemigos de la redención de los sobrevivientes del incario se levantaron y clausuraron. La Normal se trasladó a Platería donde funcionó clandestinamente sólo de noche con el nombre de “CICLO CULTURAL”. La hermandad adventista oró y ayunó y Dios escuchó pues el año de 1931 por Decreto del Consejo de Ministros se reabrió el Colegio Normal del Titicaca, que llegó a ser la verdadera LUZ DE LOS ANDES”. ¡Cuánto fue la alegría en todo el campo indígena!
Los enemigos de la educación del pueblo intentaron muchas veces atacar y destruir el colegio, pero Dios guardó su institución.
“EL PROBLEMA DEL INDIO”. Creo que nadie ignora ahora que no hay problema del indio, sino que el “problema estuvo en el Estado y en los educadores de aquel tiempo”. Porque los indios que, en 400 años, no pudieron aprender a leer, escribir, hablar el español, con la Pedagogía de Cristo y con el método del amor, aprendieron rápidamente y en pocos años se han hecho profesionales: médicos, odontólogos, ingenieros, administradores, profesores, etc. Un gran porcentaje de maestros primarios de la Altiplanía son egresados del Colegio Adventista del Titicaca. Doctores en Educación como Benjamín Arohuanca y Rubén Chambi Chambilla prestan sus servicios en la docencia oficial y adventista. Numerosos ex alumnos del CAT encuéntrense en el extranjero trabajando en la obra adventista mundial y fuera de ella. Por ejemplo en EE.UU., Argentina, Chile, Brasil, España, Australia y otros países.
LA EDUCACION DE LOS INDIGENTES. Centenares de indios indigentes se educan en el CAT: Jóvenes, señoritas, casados con esposa e hijos, huérfanos. Para ellos el Colegio ha provisto departamentos de trabajo como granja agropecuaria, granja avícola, lechería, panadería, pastelería, cocina, lavandería, limpieza, oficinas, carpintería, mecánica, bloquetería, construcciones, etc.
Hay varias categorías de alumnos: regulares, industriales, semi-industriales e industriales de verano. Los regulares trabajan de 8 a 12 horas semanales; los industriales trabajan 12 meses para estudiar un año escolar; los semi-industriales estudian y trabajan de 20 a 26 horas semanales y los industriales de verano trabajan los tres meses de vacaciones.
El CAT tiene hasta tres internados: uno para varones, otro para señoritas y una sección de alumnos casados. Todo el que requiere educarse tiene la oportunidad de hacerlo en el CAT, sin límites de edad.
La labor cultural y social que realiza este Colegio nadie puede medir en su justo valor. El Estado Peruano jamás podrá agradecer lo suficiente.
OFICIALIZACION DE LA EDUCACION SECUNDARIA. No obstante las circunstancias adversas, gracias a un despertar inusitado promovido por los misioneros y maestros adventistas, creció el interés por la educación cristiana en la masa indígena. Como consecuencia de ello, hubo gran afluencia de alumnos al CAT. Muchos de estos después de concluir su Educación Primaria deseaban continuar los estudios secundarios. El Colegio tuvo que satisfacer esta inquietud, formulando un plan especial de estudios denominado “CICLO CULTURA”, equivalente a la Educación Secundaria. En dicho plan se combinaron asignaturas del Programa de estudios de Instrucción Media, con las de Educación Normal y de Educación Técnica. Por más de 20 años se aplicó este plan, sin valor oficial, por razones ya indicadas.
Legado el año 1950, la institución alcanzó otra vez el reconocimiento oficial gracias a la visita providencial del señor Ministro de Educación, General Juan Mendoza, quien dándose cuenta de la obra fecunda del plantel y previos los trámites legales, dio valor oficial a la Educación Secundaria y a la Coeducación que se impartían en el CAT, mediante sendas Resoluciones Ministeriales No. 7239 y 8095 de fechas 28 de setiembre y 4 de noviembre de 1950, respectivamente.
A partir de 1956 se inició la renovación del local escolar y de las oficinas de la Administración. También se inició la tecnificación y uso de maquinaria en las labores agropecuarias.
Llegamos a 1972, Año de las Bodas de Oro del Colegio. La marcha ascendente del plantel prosigue con la construcción de casas para profesores, nuevos internados, nuevas aulas. La existencia de este Colegio, sin ayuda del Estado, es uno de los milagros más sorprendentes de nuestros días.
UN TESTIMONIO DE MILES. Allá en el año de 1933 llegué al Colegio, sin ninguna identidad personal, ni de estudio. Vine después de 10 años de espera de un rincón remoto del departamento del Cusco. En este Colegio de Dios me recibieron por caridad. Cursé mis estudios de Educación Primaria y Secundaria gracias al trabajo que me dieron para ayudarme. El colportaje fue mi fuente de ayuda para concluir mi Secundaria y aun parte de mis estudios superiores y universitarios. Ahora soy profesor de Educación Secundaria titulado y Director de Estudios del CAT, hace cinco años. Me siento feliz al prestar mis servicios durante 18 años en este mismo Colegio donde fui recibido por caridad. Creo, que como yo, darían el mismo testimonio centenares de jóvenes y señoritas, a favor de la labor social y humanitaria que realiza este Colegio de Dios.
EL COLEGIO ADVENTISTA DEL TITICACA ES UN LUGAR DE CITA. Durante los cincuenta años de existencia que tiene esta institución, este rincón humilde de Chullunquiani ha servido de lugar de cita. Aquí se han reunido y vivido hombres de todas la nacionalidades de América y Europa y naturalmente muchos peruanos, para educar y redimir la raza andina. Ahora es cosa maravillosa ver la indio con ropa civil y corbata, que se acerca al blanco sin recelo alguno. Ya no se canta entre los indios la sentencia que dice: “Al perro blanco y al miste se le ahorca”. Realmente cuando tuvieron oportunidad lo han hecho, sin escuchar palabra. Ahora hay acercamiento entre indios y mestizos. Aun algunos blancos buscan a una india para casarse con ella, porque la mujer nativa se caracteriza por dócil, servicial e ideal para el hogar.
Autor: Justo Ramon Taiña